viernes, 16 de julio de 2010

Now & Then

Este post iba a ir de otra cosa, pero me puse a buscar en youtube y prefiero poner el trailer de una de mis pelis favoritas, súper-súper-ñoña pero que nunca me cansaré de ver.



Y ahora, un vídeo musical!!!

martes, 13 de julio de 2010

Una historia tierna y emotiva, un feliz recuerdo de mi infancia con mi hermano...

Aprovecho que estoy en mi casa de madrid con el portátil de mi madre para retomar las entradas en el blog y satisfacer una petición de dos de mis innumerables lectores :P
Pues este finde me han pedido que escriba sobre un bonito recuerdo que tenga de mi infancia con mi hermano, así que allá voy.

Corría el mes de julio. El sol brillaba con fuerza en el cielo, iluminando con sus poderosos rayos las aguas de color turquesa del mar de una bonita playa levantina. La marea estaba baja; la mar, en calma. Multitud de veraneantes flotaban en el agua, jugando con pelotas hinchables, nadando, o simplemente reposando sobre sus cómodas colchonetas y dejándose mecer con suavidad por las pequeñas olas.
Entre ellos, dos tiernos pequeñuelos, niño y niña, jugaban con sus palas de madera. El juego consistía en lanzarse y devolverse una pequeña pelota de goma de color amarillo, que volaba de un lado a escasa distancia de la superficie del agua, entre las risas y los gritos de los chiquillos.
De pronto, una ola hizo que el niño perdiera por un momento el equilibrio, y la pelota cayó al agua. En ese momento un perrillo de aguas de color blanco se acercó dando pequeños pero rápidos brincos, salpicando con sus patitas a su alrededor. Se introdujo en el mar y, ante la atónita mirada de los dos muchachuelos, cogió la pelota entre sus dientes y escapó hacia la orilla.
Inmediatamente, ambos retoños corrieron tras él con las palas de madera en las manos para recuperar su pelota. Sus pies menudos se hundían en la húmeda arena de la orilla, dejando huellas que desaparecían lamidas por las olas. No muy lejos, el perro continuaba brincando feliz con su nuevo juguete.
No tardaron en darle alcance. El perrito, entusiasmado de tener dos nuevos amigos, abandonó el interés por la pelota, dejándola caer junto a sus patas con indiferencia, y comenzó a retozar alrededor de los pequeños agitando contento su rabo.
Fue entonces cuando el muchacho observó algo muy extraño en el cuerpo del animal: en la parte de atrás, oculto casi por completo por el pelaje blanco bajo la raíz del rabo, existía un pequeño orificio. Se dio cuenta de que la niña también había reparado en él, pues miraba alternativamente, primero al orificio, después al mango de su pala de madera, con expresión pensativa...







...Ahora espero que alguien me cuente una de estas 2 historias, a elegir:

1. Cuando mi hermano mayor me enseñó a jugar al parchís y mi padre nos llevaba a Misa

2. Me encanta llevar a mis sobrinas pequeñas a la feria